16 LAS COLORADAS

El nombre “Las Coloradas” hace referencia al tono rojizo del suelo, causado por la oxidación del hierro en la roca volcánica. Este color es característico del sureste de Playa Blanca y contrasta con el blanco obligatorio de las fachadas residenciales.

Las calles no forman un circuito cerrado y muchas son de sentido único o sin salida, lo que reduce el tráfico de paso. La zona cuenta con una red de suministro de agua independiente de la parte antigua de Playa Blanca, reforzando su autonomía funcional.

En Las Coloradas crecen más de 40 especies de plantas xerófilas y suculentas. Algunas son endémicas de Lanzarote y están protegidas por la legislación europea. Se integran en jardines urbanos sin riego adicional, aprovechando el sustrato natural volcánico.

Las viviendas tienen altura limitada, fachadas blancas y cubiertas planas, siguiendo la arquitectura tradicional de Lanzarote. La urbanización se realizó en terrazas adaptadas al terreno, con el objetivo de ofrecer vistas al mar o a las montañas desde la mayoría de las parcelas.

Antes del desarrollo urbano, el área era un terreno sin uso, con almacenes aislados y una pista de tierra junto al mar. Se han conservado antiguos muros de piedra, que antes delimitaban pastos. Hoy forman parte del paisaje urbano como elementos históricos.

Desde las zonas altas hay vistas tanto del mar como del macizo de Los Ajaches y los acantilados de Papagayo. Desde 2018, una ruta ciclista y peatonal cruza la zona y conecta Las Coloradas con el faro de Pechiguera, al extremo opuesto de Playa Blanca.